- Marcela, sacate la bombacha – ordena el abogado.
- ¿Qué? – pregunta Marcela, extrañada.
- Lo que oíste, sacate la bombacha.
Marcela va al baño y, tres minutos después, vuelve con la bombacha en la mano. El abogado no duda un segundo: se baja los pantalones y se pasa la bombacha por su pija, y luego por su culo. Luego, llama a uno de sus asesores.
- Hacete una paja y acabá sobre esta bombacha. ¿Necesitás una revista?
- No. Tengo mucha imaginación.
El asesor va al baño, y diez minutos después vuelve con la bombacha enguascada. El abogado le dice: “Limpiala un poco, pero procurá que quede mucho semen en la bombacha”. El asesor seca la guasca con un trapito. El abogado dice:
- Marcela, ponete la bombacha.
- ¿Estás loco? Ni loca me pongo esa asquerosidad.
- Ponétela.
Marcela hace caso. Va al baño y se pone la bombacha. Vuelve tres minutos después. El abogado dice:
- Listo. Ahora andá ante el juez. Cuando te pidan una extracción de sangre, decí que no. Entonces, te obligarán a entregar la bombacha. Entregala sin problemas. Esto nos dará unos meses más de changuín.
El abogado piensa:
- Me gustaría que la verdadera familia de esta chica encuentre a esta persona, ya que hace 34 años que la están buscando. Sin embargo, Ernestina paga muy bien.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario