viernes, 2 de diciembre de 2011

Me Parece Inapropiado Que La Gente Que Se Encuentra Dragones Ande Armada




Estoy manejando por la ciudad de Buenos Aires con un tipo armado en el asiento de atrás. El tipo no es un tipo cualquiera, es una estrella de rock, es el Pity Alvarez de Viejas Locas, y no para de mostrarme el arma, aunque no nos apunta. ¿Cómo llegué a ese punto? ¿Qué sucedió para que yo, que considero que la vida es como el ajedrez y hay que pensar tres o cuatro jugadas adelantadas, tuviese a un tipo armado en el auto? La historia se develará a continuación.




Sucedió anoche, luego del último recital I.M.P.R.E.S.I.O.N.T.E. de Charly García en el Gran Rex. Como siempre, concluído el recital, nos quedamos boludeando y tomando unas birras con los enfermitos que vamos a todas las funciones. De repente, el RUMOR apareció. Charly García iba para el Soul Café (el resto-bar de su tecladista) y era posible que se pusiese a zapar ahí, así que se armó el operativo para llegar. Yo fui a buscar mi auto con Adu, pusimos Led Zeppelin II, y pasamos por la puerta del Gran Rex para cargar más chicos. Algunos ya se habían ido en otros autos, pero como no entraban todos, solo se subió Marilú, atrás mío, y los otros se fueron en taxi.

Arrancamos y en la puerta del teatro Ópera vimos al Pity sentado. “¡Vamos a llevarlo!”, me dijeron Adu y Marilú y yo pensé: “Por supuesto”. Ni se me ocurrió pensar los peligros que eso podía ocasionar. No se me ocurrió qué le iba a decir a la policía si me paraban, ni me acordé que el Pity es famoso por haber baleado a su mánager y a varios fans (además de por hacer excelentes canciones.) No se me ocurrió que quizás Pity estuviese bajo los efectos de drogas duras y/o desconcocidas. Lo único que mi cerebro, tan sagaz, atinó a pensar fue que quizás íbamos a tener problemas para entrar al Soul Café, pero que si íbamos con el Pity entrábamos de una.


- Pity, ¿querés ir al Soul Café? Parece que va a tocar Charly.
- No, no puedo. Mañana me tengo que levantar temprano porque tengo que ir a trabajar – dijo el Pity.
- Dale, subí, vamos un rato.
- Bueno. Está bien.


Cuando se paró y abrió la puerta del auto, tres pibitos vinieron corriendo hacia él. Me asusté porque pensé que estaban con él y había que llevarlos, pero no, eran tres pibitos que se querían sacar una foto. El Pity les cumplió el deseo y se subió al auto.

Se sentó atrás, al lado de Marilú, en diagonal a mí, lo saludamos simpáticamente y arrancamos. Adu le dijo:


- Pity, te sigo en Twitter.
- No, es mentira. Yo no soy. Yo no tengo Twitter ni Facebook ni nada.
- Ah, veo que no te cooptó el sistema – le dije -. Che, con todo respeto, ¿es verdad que mañana tenés que ir a laburar o no estás boludeando?
- Tengo que levantarme para filmar un video – me respondió.
- Claro, ¡eso es un trabajo! - dijo Marilú, tratando de ponerle onda.


En ese momento me di vuelta y vi que el Pity tenía una pistola en la mano. Desde que se había sentado en el auto la pistola le molestaba, entonces la sacó para acomodarla mejor. No conozco nada de armas, así que solo puedo contar que era gris y que tenía un caño más bien rectangular que redondo. Al parecer, no encontraba ninguna posición cómoda, así que decidió conservarla en la mano. Sospecho que se estaba divirtiendo con nuestras caras de asustados. Adu no se había dado cuenta, así que le proponía que algún día se reuniesen para hablar de filosofía y antropología (?). Marilú y yo nos pusimos un poco nerviosos. “Está bien que tenga un arma, ¡pero que la guarde!”, pensaba yo, mientras imaginaba mis sesos manchando todo el parabrisas y los titulares de Crónica TV del día siguiente.

- ¿Y a qué van al Soul Café? Yo no sé si ir – dijo Pity.
- No... porque por ahí va Charly, pero no sé, yo creo que tampoco voy a ir, me parece que me voy a dormir también – dijo Marilú en un principio de intento de sacárnoslo de encima.
- Si querés, Pity, te dejo en algún lugar que te quede cómodo. Avisame si querés bajar – le dije, viendo la posibilidad de una salida.
- Sí, dejame en cualquier lado donde me pueda tomar un taxi – me respondió, mientras cruzábamos la Avenida Córdoba, así que al toque encontré un lugar para estacionar y frené el auto.


Tardó como dos o tres minutos en bajar, mientras seguía tratando de acomodarse la pistola. Dos o tres minutos parecen poco tiempo, pero les aseguro que son larguísimos cuando tenés un tipo armado adentro de tu auto, y más largos todavía si ese tipo es el Pity. En ese lapso, le dije:


- Che, me encantan todos tus discos.
- ¿Sí? ¿Escuchaste el último? - me preguntó.

Como siempre digo la verdad, le respondí que no. Ya estaba terminando What Is And What Should Never Be, el segundo tema de Led Zeppelin II.

Cuando se bajó, arranqué a toda velocidad, como si fuese una película de terror y de alguna forma el monstruo resucitaba y aparecía nuevamente en el auto. Fuimos todo el camino pensando en lo aterrador que hubiese sido ese trayecto con el Pity armado.

(Luego, en el Soul Café, estaba Charly tomando algo con Juanse y sus músicos, pero no tocaron. Nos quedamos varias horas tomando unas birras y bailando, sin molestar a Charly. En un momento fui al baño y justo estaba Charly, pero esa anécdota la dejo para otra ocasión.)

Como reflexión final, me quedo con la anécdota, lo boludo que fuimos de no sacarnos una foto (¡mostrando el arma tendría que haber sido la foto!) y por haberme perdido la oportunidad de comentarle lo que pienso sobre su carrera y su música. ¡Es raro este país, eh! En otros países, seguro que las estrellas de rock son las que a veces se encuentran en una situación peligrosa ante un loquito armado. En Argentina es al revéz, los armados peligrosos son las estrellas de rock.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó!!! :-) Nat SnM

Ale R dijo...

Actualización 3/12/11: Ya escuché su último disco. Se llama "Contra la pared" y salió a fin de noviembre del 2011. Está muy bueno.