Desde un blog llamado “Cachetazos
Al Cerebro” me siento en la obligación de FELICITAR a los
creativos de los avisos que van en las cajas de cigarrillos (creo que
salen desde el Ministerio de Salud de la Nación), ya que los mismos
hacen honor al nombre de este blog. Más allá que en mi caso no
cumplen su objetivo, ya que sigo
fumando, los avisos suelen ser tan
fuertes que por lo menos te dejan pensando un rato. Desde los bebés
enfermos, pasando por los pulmones consumidos, hasta el más temido
por los hombres: el que imita a una pija impotente. Hoy me tocó una
nueva: una lápida con el simple epitafio: “Q.E.P.D. Al Portador.
Muerto por fumador”. Parece como que los que deberían haber
escrito: “Eras una buena persona y te queríamos” te dicen con
otras palabras “Fuiste un boludo que se murió al pedo.”
Esto me
disparó el recuerdo de un soneto de extrema calidad, de un tal Daniel Garibaldi, que solía cantar
Miguel Cantilo (lo recuerdo un día cantándola junto a Ese Amigo Del
Vinazzi), que se llama “El Velorio (Y Yo Me Iré Con Él)” y dice
así:
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