Leí
“El Hilo Rojo” de Érika Halvorsen, editado este año (2016) y
del cual se hizo una película que todavía no vi.
La
historia va de un hombre y una mujer que tuvieron excelente sexo
casual en un aeropuerto. Cinco años después (con ese polvo
repiqueteando casi constantemente en sus cerebros), con sus vidas más
encaminadas (ambos tienen hermosas familias) se vuelven a encontrar
“casualmente”.
Aunque
el libro está contado desde ambas perspectivas (primeras personas
tanta de la mujer Abril como del hombre Antón) no recomendaría leer
este libro a los hombres. Si bien la narración de Antón se esfuerza
por acercarse a cómo hablan los hombres realmente (utiliza
expresiones como “se me paró la pija” o “le hice el orto”)
hay algo que no termina de cerrar en la versión masculina de la
historia. Supongo que cuando los hombres queremos escribir desde la
perspectiva femenina cometemos los mismos errores: creemos acercarnos
pero hay algo que falta, aquello inexplicable e inentendible. Y
aunque todos reconocemos que los hombres somos más básicos, en este
libro a la perspectiva masculina le falta algo. Igual el libro es
bastante corto y tolerable.
Por
momentos me recordó a “Los Puentes De Madison”, que cuando lo leí lo odié porque me pareció dedicado a una mujer de vida
aburrida, que está disconforme con la misma pero a la vez no se
puede quejar porque eso era lo que había deseado, a la que de
repente se le aparece una oportunidad de cambio. Es una historia muy
parecida, contada 20 años después. Quizás las mujeres que están
felizmente casadas pero un rincón oscuro de sus cerebros les pide
cambiar, puedan llegar a disfrutar más que yo de este tipo de
historias. Parecen dedicadas a mujeres que sueñan con tener una
aventura sexual pero no se animan, entonces la tienen mediante la
lectura de un libro. Literatura pajera, le digo yo.
El
otro punto que plantea el libro es ese, visto desde ambos sexos:
tengo un matrimonio feliz -casi perfecto- pero se cruza algo mejor.
¿Qué hago? Tiene que ver también con el cuestionamiento que todos
se hacen en la vida: “¿Estoy disfrutando plenamente la vida?
¿Podría mejorarla? Mi muerte es inevitable por eso tengo que
aprovechar la vida al máximo”. Son esas preguntas que nos hacen
tener altibajos pero que muchas veces resultan necesarias para poder
seguir viviendo. Mi respuesta particular a
ese tipo de preguntas es que hay que ir a fondo solo si no dañas a
nadie. Tenés que tratar de vivir a pleno tu vida sin mentir, sin
engañar a nadie (que incluye a tu pareja), sin robar (que incluye
desde la evasión impositiva hasta el pungeo de celulares), sin
suicidarte. Así es obvio que sí. En “El Hilo Rojo” se presenta
la oportunidad (sexo mucho mejor en gente que ya tiene buen sexo)
pero a costa de engañar a sus parejas. Hay gente que tiene eso
naturalizado, siendo capaz de engañar sin sentir culpa. Pero esto se
da porque son gente básica a las que su egoísmo no les permite ver
el daño que producen. ¿Vos que harías?
1 comentario:
Principalmente, luego de leer esta nota, no leer el libro.
La película, viendo quiénes actúan, mucho menos: hay que aprovechar la vida al máximo
Gracias!
Publicar un comentario