Cuando
voy a las librerías, me deprimo al ver tantos libros que me gustaría
leer y sé que nunca podré por falta de tiempo. Entonces me digo:
“En lugar de estar acá debería estar leyendo en mi casa todos los
libros que tengo en lista de espera.” Suelo toparme con muchos
libros que leí, y enseguida se enciende en mí una sensación de
agradecimiento, me invade un agradable recuerdo de haber pasado
momentos extraordinarios leyendo ese libro, y entonces toco las tapas
con las yemas de mis dedos, como buscando una caricia que incremente
esa sensación.
Amo
los libros pero hay varios mitos que no comparto. Empecé este post
cuestionándome la falta de tiempo, pero considero que si querés siempre hay tiempo. Si el libro es bueno uno
no duerme y listo. Otro mito es el del papel. Encuentro todo el
tiempo gente que dice que le gusta leer en papel. Yo no creo en eso.
Es una cuestión de costumbre. A veces me parece que dicen eso porque
en realidad no tienen ganas de leer. En lo digital, poner el tipo de
letra y tamaño que querés (los que tenemos presbicia agradecidos) y
sostener una tablet es más cómodo, y encima no necesitás luz
(recuerdo a mi mamá diciéndome que apague la luz cuando yo quería
seguir leyendo cuando era chico (eso me hacía putear.)) Si bien esto
se contradice con lo que decía antes (acariciar la tapa de los
libros), siempre consideré que era mejor tener Sticky Fingers
grabado en un cassette TDK que
nunca haber escuchado Sticky Fingers. De
hecho, he acariciado en librerías tapas de libros que nunca leí en
papel. Decir que nunca escuchaste Sticky Fingers o
leíste tal libro porque no tenés plata para comprarlo, es una
excusa que me hace tener ganas de cagarte a trompadas.
Cuando
uno encuentra un libro que realmente le gusta, esos en que la
historia te atrapa y todas las frases te parecen geniales, se produce
en mí una sensación de alegría similar a una buena relación
sexual. Entonces pienso en todas las personas que se perderán esa
sensación, aún siendo consciente que algunas nunca las disfrutarían
(son impotentes en esa materia.) Sin embargo, desistí de recomendar
libros con mucho énfasis. Antes eso era algo que ocurría muy a menudo, la gente te recomendaba libros y vos recomendabas, y todos
nos encontrábamos con joyas. Pero ahora eso ya no sucede tanto.
Tengo la teoría que esto ya no ocurre porque hay tanta información
disponible que cada uno puede hacer el camino que le guste. Antes
leíamos libros simplemente porque un conocido se lo había comprado
y nos lo prestaba. Yo releía muchas veces los libros que más me
gustaban porque no tenía plata para comprarme nuevos. Ahora debo
tener como 200 libros en lista de espera, la mayoría bajados
ilegalmente en el formato epub.
Hay
magia en los libros porque es emocionante que una persona se siente
sola a escribir, a contarnos una historia, y pase centenas de horas
tecleando y corrigiendo, tecleando y corrigiendo, con nada más que
el presentimiento que a alguien va a emocionarse con eso. Eso es
magia. Y lo loco es que quizás el escritor nunca se entera que esa
gente se emocionó. Si fuera un escritor reconocido, me gustaría
tener un tablero con el mapa del mundo que encienda lucecitas a
medida que alguien que leyó un libro mío se emocione. Me quedaría
todo el día re-contento mirando el tablerito y no escribiría más.
Mirar ese tablero debe ser mejor que fumarse un porro.
Por
último, y para que esta entrada de blog no se tan intrascendente,
voy a pedirle ayuda a mi amigo Holden Caufield para ver qué piensa
él de los libros:
Lo que más me gusta de un libro es que te haga reír un poco de vez en cuando. Leo un montón de clásicos como El regreso del emigrante y no están mal, y leo también muchos libros de guerra y de misterio, pero no me vuelven loco. Los que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras. No hay muchos libros de ésos. Por ejemplo, no me importaría nada llamar a Isak Dinesen, ni tampoco a Ring Lardner, sólo que D. B. me ha dicho que ya ha muerto. Luego hay otro tipo de libros como La condición humana, de Somerset Maugham, por ejemplo. Lo leí el verano pasado. Es muy bueno, pero nunca se me ocurriría llamar a Somerset Maugham por teléfono. No sé, no me gustaría hablar con él. Preferiría llamar a Thomas Hardy. Esa protagonista suya, Eustacia Vye, me encanta.
2 comentarios:
Muy buena entrada. Todo esto lo converso muchas veces con un par de amigos, algunos fundamentalistas de la descarga de libros en pdf que nunca van a leer y otros defensores del papel porque sí o por costumbre. Yo hoy en día que la vista no me falla prefiero el papel, además porque leo mucho en los bondis o trenes
Muy bueno lo que rescataste de Holden, ¿está en El Guardián entre el Centeno?
Abrazo!
Sí, está en El Guardián Entre El Centeno.
Respecto a lo digital, el formato para leer libros es EPUB y no PDF. Con Epub le ponés el tamaño de letra que querés, y es mejor y más cómodo.
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