«it's better to burn out than
to fade away»
Neil Young, 1979
La cita de
Neil Young es una de las sentencias más impactantes del rock'n'roll.
Yo ya la conocía desde antes que Kurt Cobain la incluyera en su
carta de suicidio, hace 20 años.
Hasta hace 3
o 4 años (aunque me parece que fue ayer), yo me tenía que contener
para no escribir tanto en este blog. Se me ocurrían cosas todo el
tiempo, en su mayoría que no tenían sentido
más que para mí, pero
una fuerza interior me obligaba a “publicarlas”. El caudal eran
tan fuerte que me obligué a mí mismo a “publicar” un máximo de
20 entradas por mes.
Hasta que
llegó un momento en que empecé a cuestionarme tantas entradas de
blog sin sentido, y me dije: “De ahora en más solo voy a publicar
cuentos, pero no cualquier cuento. Me voy a desafiar a
escribir cuentos que no tengan ni sangre, ni muerte, ni sexo, ni
tetas-concha-culo-pija”, ya que había advertido que los pocos
cuentos que había publicado abusaban de eso. Este objetivo
venía con uno secundario: no me iba a obligar a escribirlos, se me
iban a ocurrir solos, de la simple observación de la realidad, y
cada vez que tuviese una buena idea la iba a trabajar tanto como sea
necesario para terminar un buen cuento (más allá de que nadie lo
leyese, cosa que no me importaba tanto.) En ese momento pensé que
esto me iba a resultar fácil, pero hoy me pregunto si no me estuve
mintiendo a mí mismo porque en realidad ya no quería escribir más
este blog. Esto me da mucha rabia porque me considero el campeón de
no mentirme a mí mismo. No siento rabia porque las pocas cosas que
se me ocurrieron no las trabajé. Siento rabia por presentir que me
mentí a mí mismo.
Otro aspecto
que me atormenta es la realidad: dejé de pensar tantas pelotudeces
como antes. Mientras antes el cerebro me funcionaba con incontables
conexiones que disparaban ideas, y además contaba con una energía
inagotable para escribirlas, ahora eso ya no ocurre. Y culpo de eso
al exceso de trabajo y a las obligaciones que conllevan tener mayores
responsabilidades. Además, quizás, culpa del colesterol, la sangre
no llega con tanta velocidad al cerebro (ni idea si esto es verdad.)
En un ejemplo concreto: antes me juntaba con un amigo a decir miles
de pelotudeces que nos causaban mucha gracia, y ahora me junto con el
mismo amigo a pedirle los datos que tiene que poner en su declaración
jurada de AFIP. Por un lado resulta horrible, pero por otro es mejor
tener que llenar una declaración jurada que vivir como vivíamos
antes, cuando nuestros magros ingresos solo nos alcanzaban para
tomarnos unas birras el sábado a la noche y comprar algunos discos.
Siempre digo que al 85% de los asalariados a los que no les
descuentan Impuesto a las Ganancias les gustaría estar en el lugar
del 15% que putea porque les descuentan. Pero a la vez esto me duele
cada vez que escucho una canción que cantaba Elis Regina, que en una
parte dice:
“Hoy
sé que quien me dio la idea de una nueva consciencia y juventud,
Está
en casa, guardado por dios, contando el vil metal.
Mi
dolor es descubrir que a pesar de ya haber hecho todo lo que hicimos,
Seguimos
siendo los mismos y vivimos,
Seguimos
siendo los mismos y vivimos, como nuestros padres.”
(Duele
más por cómo Elis pronuncia “vil metal”.) (Y mientras escribí
todo esto, a cada rato pispeaba si ya se habían vendido una acciones
de Ledesma que puse a vender un poco más caras de lo que estaban (lo
logré) para aprovechar la baja de Tenaris (la aproveché). Este tipo
de cambios los realizo a veces hasta 5 veces por día.)
Reviso
el último año de mi blog y encuentro que hay solo 35 entradas, de
las cuales varias son “reediciones” de entradas anteriores, y
otras no me llevaron ni cinco minutos de elaboración. Y entonces
tengo que admitir lo que vengo pensando hace mucho: este blog está
muriendo en fade. Y aunque la canción de Neil Young me parece
extraordinaria, no creo en la explosión, prefiero ir muriendo en fade, con
la posibilidad de que en cualquier momento renaza con mucha más
fuerza que antes. Prefiero el Charlie Watts que todavía toca que el
Keith Moon que explotó.
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