martes, 27 de julio de 2010

La Revelación De Alejandro


En Julio del 2010, a sus 38 años, mientras realizaba sus compras en el supermercado, al comprobar el EXHORBITANTE aumento del precio de los palitos salados, Alejandro tuvo una revelación: comprendió que las políticas económicas de un país debían medirse exclusivamente por la percepción ante el carrito de supermercado, y que una visión más global no tenía sentido, ya que lo único que importaba era lo que uno podía comprarse o no. Olvidó entonces todo lo que sabía acerca de cómo habían arruinado a su país las políticas neoliberales de la década del 70 y del 90, y decidió que iba a apoyar a cualquiera que quisiera restaurarlas.


Por eso, al volver a su casa, descolgó el cuadro de Diego Maradona y puso uno de Mariano Grondona fumando un habano cubano y pensando en latín. Sin dejar de reconocer que Maradona había sido un excelente jugador de fútbol, supo que ya no servía para otra cosa (era un “bocasucia”) y que la pasión con la que desarrollaba sus actividades ya no tenía sentido. De la misma forma, quemó sus discos de los Beatles porque comprendió que, más allá de bellas canciones como Yesterday y alguna otra, esos cuatros drogadictos de Liverpool habían hecho mucho daño social. También pensó que Charly García no había hecho un disco bueno desde Piano Bar, por lo que decidió dejar de admirarlo.


Entusiasmado por su nueva personalidad, decidió apoyar a los grupos que estaban en contra de la igualdad sexual, porque tenía miedo que su hijo le saliese un “culo-roto” o su hija una “lame-clítoris”. Decidió fijarse nada más en mujeres que tengan las siguientes condiciones: hacer comida caliente, chupar bien la pija, acompañarlo hasta la muerte y soportar cachetazos en la mejilla cuando Alejandro estuviese nervioso. Se afilió al PRO, le pinchó el teléfono a su vecino, y lo denunció cuando descubrió que pidió un toxi-taxi. Comenzó a ir todos los domingos a Misa, y a comulgar luego de confesarse, aunque creía que no tenía pecados. Alquiló campos para cosechar soja y luego exportarla, lo cual le redituó muy buen dinero, aunque su verdadero objetivo era tener una causa más para protestar ante los derechos de exportación. Se obsesionó con el diario La Nación y se maravilló por cómo coincidían sus ideas con la de los opinólogos del diario.


Su corazón comenzó a odiar a los judíos (se repetía a sí mismo: “Ellos mataron a mi Jesusito”) y a cualquier “morochito” y extranjero documentado o no. Se sintió cercano a Hitler pero le pareció que no podía contradecir lo que su corazón le dictaba. Decidió no blanquear a los empleados de su campo porque, como eran “morochitos”, no se merecían el blanqueo.


Y así llegó el día más feliz de su vida: fue invitado a compartir un almuerzo con su ídola y guía espiritual, la diva Mirtha Legrand. Se admiró ante su olor a vieja mezclado con los más costosos perfumes parisinos, y se sentó a la mesa añorada. Pero la comida le cayó mal, su sistema digestivo le jugó una mala pasada, y de repente le entraron grandísimas ganas de tirarse pedos delante de Mirtha. Eso le pareció muy inapropiado, así que cerró el ojete literalmente, pero la panza se le llenó de gases, y al continuar comiendo el suculento almuerzo que Mirtha le ofrecía, mientras coincidían en el uso de la picana eléctrica para la policía metropolitana, se atragantó con la comida y le dieron ganas de vomitar. Tuvo la visión que vomitaba sobre Mirtha como Linda Blair sobre el cura en el Exorcista, y le pareció que hacer eso sería de muy mal gusto, así que decidió tragarse su propio vómito, que combinado con los gases que tenían vedada la salida por su culo, hicieron una explosión interna que le provocó la muerte súbita por atragantamiento, y así fue como nuestra patria se quedó sin este excelente ciudadano, patriota y buen vecino, y Mirtha decidió retirarse en la gloria luego que la “muerte en vivo” logró los mayores picos de audiencia con sus constantes repeticiones. En el epitafio de Alejandro pusieron: “1971-2011. Murió atragantado por su propio vómito, como Jimi Hendrix, que era negro”.


2 comentarios:

madreselva dijo...

Hola Ale...me alegro que te mudaste. no sé, porqué, pero las mudanzas siempre son buenas.
estuve leyendo lo de Lucas, y me gustó.
nos vemos...!!

compartimos gustos, te conté que una amiga a la que le gusta mucho, mucho Charly, una vez que vino a Rosario, él la invitó al hotel Riviera...casi se muere de los nervios...
jaa..
y lo pasó re-bien, me pedía consejo, qué le podía decir...!!! nada.
y me hizo caso, fue.
recién que entré acá recordé esta anécdota, ese Charly, tan particular, charlaron, no sé, no me va a contar a mí, qué pasó. Además puedo haberme olvidado, hace bastante de esto, como 10 años.

sí, me acuerdo que él le dijo que la invitó por el modo que ella tenía de mirarlo.

Anónimo dijo...

Thanxx