viernes, 26 de noviembre de 2010

Invenciones Del Amor

Primera invención del Amor: Un pedo de Dios.

Dios tiene barba (si querés) pero mucho más de tres dimensiones. ¡Ja! Tu imaginación no alcanza para imaginarlo. Si Dios quiere comer, come. Si quiere beber, bebe. Y hasta es capaz de tirarse pedos, si quiere. Un día que tenía resaca se tiró un pedo enorme, de esos que asustan al canzoncillo, y ese pedo produjo lo que los estudiosos hoy conocen como Big-Bang. Ese día un pedo de Dios creo el mundo. Ese día se inventó el Amor, por primera vez. Quedó flotando por ahí y está adentro de cada persona que habita al mundo, esperando que lo liberemos todo lo que nosotros queramos. Puede alcanzar dimensiones infinitas, si queremos.

Segunda invención del Amor: Una mujer cavernaria.

Mujer había estado pensando, en un idioma extraño semejante al que usan para pensar algunos animales, en Hombre, que había ido a cazar para traerle alimentos. Mientras pensaba, encendía un fueguito. Hombre volvió cargando una especie de búfalo en su hombro, y con su verga muy erecta. Otra vez tuvieron relaciones sexuales y ese día Mujer lo amó, de su cuerpo se desprendió un humito y Hombre sintió que Mujer le expresaba algo raro. Obviamente, el Amor terrenal fue inventado por una mujer.

Tercera invención del Amor: Un chabón de barba y pelo largo.

Y después llegó un chabón de barba y pelo largo y nos explicó que el Amor no debía limitarse a las personas que nos rodeaban, sino que debíamos expresarlo hasta el infinito. Y todavía no lo entendimos. Hoy hay gente que comete crímenes (algo muy en contra del Amor) y hay gente que pide la pena de muerte para ellos (algo muy en contra del Amor). Y el chabón de pelo largo y barba nos mira entristecido, y espera pacientemente a que algún día le hagamos caso y así lleguemos a estar contentos, que no es tan dificil.

María en la playa.

María está acostada panza abajo, tomando sol en la playa, sobre una toalla. Tiene un bikini que deja ver una parte de sus nalgas. Tres chabones pasan y no pueden evitar mirar. Con María panza abajo, mirando al mar, ellos tienen canilla libre para mirar y desear sin que ella se de cuenta de sus pajereadas. Hay una gotita de agua que ya se está por secar, sola en la cola de María. Uno de los chabones piensa que le gustaría pasar la lengua por ahí.

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