martes, 2 de agosto de 2011

Lo Más Cerca Que Estuve De La Corrupción

Dicen que todos los políticos son corruptos, pero eso es generalizar demasiado. Yo mismo tuve un puesto político durante tres años y medio, en un lugar sensible, ya que manejaba todo el presupuesto de una institución pública bastante grande. Cada peso que salía, de un presupuesto de muchos millones, salía con mi firma, pero ni siquiera tuve un ofrecimiento de corrupción.


Durante ese tiempo, yo esperaba que alguien venga a proponerme algo deshonesto. Lo esperaba para tener la oportunidad de mirarlo a los ojos, recontracagarlo a puteadas, y si no era muy grandote aplicarle un cross en el mandíbula con toda la potencia de mi derecha (estoy en contra de la violencia, pero esa me parecía una buena oportunidad de pegarle a alguien.) (Así tendría una anécdota mejor para mi blog.)

Viéndolo en retrospectiva, creo que nadie vino a ofrecerme nada raro porque yo no daba nunca el pie. A cualquier proveedor que quisiera hacerme un chiste, le cortaba el rostro enseguida. La verdad... era un agreta... pero no tenía ganas de hacerme amigo de los proveedores. Una vez, uno que me conocía de antes, me dijo de vernos afuera. Fui escueto: “Las cosas que tienen que ver con este trabajo las hablo solo en esta oficina”.

Lo más cerca que estuve de la corrupción fue con un contratista de obra pública que siempre traía medialunas y se las dejaba a mi secretaria. El tema era que, para poder cobrar cada avance de obra, tenía que traer 150.000.000 de papeles más o menos. Entonces... no sé... pensaría que si traía medialunas le íbamos a sacar más rápido los pagos. Yo le decía a mi secretaria que no acepte las medialunas, porque eso estaba prohibido por el artículo 18 de la Ley 25.188, pero ella, que me obedecía a rajatabla en todo, en esto no me hacía caso, y siempre se las aceptaba. Debo confesar que, más de una vez, a media mañana, veía las medialunas, me picaba el bagre y me comía un par.

No hay comentarios.: