miércoles, 13 de junio de 2012

Faroeste Cabloco



Hace unos años estaba en una isla de Brasil, cerca de Salvador de Bahía, que no tenía ni autos ni policías (quizás había de civil, pero no parecía.) Era un paraíso. Una noche, cuando ya había amanecido, me acerqué a un grupo de gente que estaba con una guitarra cerca del mar. Dos o tres argentinos y muchos brasileros. Se cantaban canciones mutuamente. Recuerdo que los argentinos cantaron Balada Del Diablo Y La Muerte de La Renga y Confesiones De Invierno de Sui Géneris. Era un especie de “guerra con buena onda” para ver quién tenía mejores
canciones, si ellos o nosotros. De repente, una brasilera con cara de lesbiana tomó la guitarra y empezó a cantar una canción muy larga. A medida que iba avanzando, llegaban más y más brasileros, y todos se enganchaban a cantar la canción. Todos se sabían de pe a pa la letra. Me asombró. Entendía algunas partes pero sufrí por no entenderla del todo. La canción se llama Faroeste Caboclo. Es del grupo Legiao Urbana. Dice Wikipedia: “La canción “Faroeste Caboclo” tampoco tiene estribillo, y está compuesta de 159 versos que no se repiten a lo largo de nueve minutos. Aun así, la canción fue memorizada de punta a punta por millares de adolescentes que la cantaban en los conciertos.”

Les dejo mi horrible traducción (ahora mejorada gracias a Carlos Ardissone) y un espectacular video de Youtube con una interpretación del año 1994.

 “No tengan miedo de un tal João de Santo Cristo”
Es lo que todos decían cuando él se perdió
Dejó atrás el aburrimiento del campo
Sólo para sentir el odio en la sangre que Jesús le dio.
Cuando era un niño sólo pensaba en ser bandido
Sobre todo por el tiro de un soldado que mató a su padre.
Era el terror de la vecindad donde vivían
Y de la escuela, hasta que aprendió con el profesor.

Iba a la Iglesia solo para robar el dinero
Que las viejas colocaban en una caja en el altar
Sentía que era diferente,
Sentía que este no era su lugar
Él quería salir para ver el mar

Las cosas que veía en la televisión
Juntó dinero para poder viajar

Por opción propia, eligió la soledad.

Se comía a todas las nenitas de la ciudad
De tanto jugar al médico se convirtió en profesor.
A los 15 fue enviado al reformatorio
Donde aumentó su odio frente a tanto terror.
No entendía cómo funcionaba la vida
Discriminación por causa de su clase y su color
Se cansó de buscar respuestas
Y compró un pasaje y fue directo a Salvador.

Y al llegar fue a tomar un cafecito
Y encontró un campesino para poder hablar
El campesino tenía un pasaje
Iba a perder el viaje, pero João lo iba a salvar
Le dijo: “Estoy yendo para Brasilia
En este país no hay mejor lugar
Necesito visitar a mi hija
Me quedo acá y vos vas en mi lugar”.

Y João aceptó su propuesta
Y se subió a un micro en el Planalto Central
Se sintió boquiabierto con la ciudad
Dejando la ruta, vio las luces de Natal.
“Dios mío, ¡pero que ciudad hermosa!
En año nuevo comienzo a trabajar”
Cortar madera, aprendiz de carpintero
Ganaba cien mil por mes en Taguatinga.

El viernes fue a la zona de la ciudad
A gastar todo su dinero de buen trabajador
Conoció a mucha gente interesante
Incluso a un nieto bastardo de su bisabuelo.
Un peruano que vivía en Bolivia
Y muchas cosas traía de allá
Su nombre era Pablo y él decía
Que un negocio iba a comenzar.

Santo Cristo trabajaba hasta la muerte
Pero el dinero no le alcanzaba para alimentarse
Y escuchaba el noticiero de las 7
Que decía que el Ministro lo iba a ayudar.
Pero él no quería más discursos
Y, como Pablo, decidió arreglarse por su cuenta
Preparó una vez más un plan santo
Y sin ser crucificado, comenzó una plantación.

Luego, los locos de la ciudad trajeron la novedad
“- Usted tiene buenas cosas allí!”

Y João de Santo Cristo se hizo rico
Y acabó con todos los traficantes de ahí.
Hizo amigos, frecuentaba el ala norte,
Iba a los festivales de Rock para liberarse

Pero de repente, en virtud de la mala influencia
De los pendejos de la ciudad comenzó a robar
En el primer robo bailó y fue al infierno por primera vez
Violencia y estupro en su cuerpo 

"- ¡Vas a ver, te voy a atrapar!”

Ahora Santo Cristo era un bandido 

Valiente y temido en el Distrito Federal
No tenía miedo a la policía 
Capitán o traficante, ni al Playboy o al general
Fue entonces cuando conoció a una chica
Y por todos sus pecados, se arrepintió
María Lucía era una hermosa niña
Y Santo Cristo le prometió su corazón
Él dijo que quería casarse
Y volver a ser carpintero
“- Maria Lucía te voy a amar por siempre
Y quiero tener un hijo con vos.”

El tiempo pasa y un día golpea la puerta
Un hombre de clase alta con dinero en la mano
Y hace una propuesta indecorosa
Y dice que espera una respuesta,
Una respuesta de João.
“No tiro bombas en los diarios
Ni tampoco en las escuelas para niños
Yo no hago esas cosas
Y no protejo a un general de diez estrellas
Que hay detrás de la mesa con la culata en la mano.
Es mejor que se vaya de mi casa
Nunca juegues con peces ascendientes en escorpión.”
Pero antes de salir, con odio en sus ojos
El viejo dijo:
"- Has perdido tu vida, mi hermano
- Has perdido tu vida, mi hermano
- Has perdido tu vida, mi hermano”
Estas palabras entraron en el corazón
"- Voy a sufrir las consecuencias como un perro.”


No es que Santo Cristo estaba seguro
Su futuro era incierto y él no fue a trabajar
Se emborrachó y en el medio del pedo
Descubrió que había otro trabajando en su lugar.
Habló con Pablo que quería un compañero,
Que también quería dinero y armas
Pablo trajo el contrabando de Bolivia
Santo Cristo revendía en Planaltina.


Pero sucedió que un tal Jeremías,
Traficante de renombre, apareció por ahí
Se enteró de los planes de Santo Cristo
Y decidió acabar con João
Pero Pablo tenía un Winchester 22
Y Santo Cristo sabía tirar
Y decidió utilizar el arma sólo después
Que Jeremías empezase a luchar.

Jeremías, porrero sin vergüenza,
Organizó la Roconha y todo el mundo bailó
Desvirgaba señoritas inocentes
Y decía que era religioso, pero no sabía rezar.
Y Santo Cristo hacía mucho que no iba a casa
Y la nostalgia comenzó a molestar
"- Me voy a ver a Maria Lucia
Ya es hora de que la gente se case.”

Al llegar a su casa, lloró,
Entró al infierno por segunda vez
Jeremías se había casado con María Lucía
Y tenían un hijo.

Santo Cristo era solo odio por dentro
Y entonces retó a un duelo a Jeremías
"- Mañana, a las dos, en Ceilândia
Frente del lote catorce, voy a estar ahí
Y podés elegir tus armas
Voy a acabar con vos, cerdo traidor
Y también voy a matar a María Lucía
Esa chica falsa que juró mi amor.”

Santo Cristo no sabía qué hacer
Cuando vio un periodista de la televisión
Que anunciaba el duelo en TV
Diciendo el tiempo, el lugar y la razón.
El sábado, entonces, a las dos,
Todas las personas, sin demora fueron allí sólo para ver
A un hombre que tiró por la espalda
Y  acertó a Santo Cristo y comenzó a sonreír

Sensación de la sangre en la garganta
João miró los banderines
Y a la gente aplaudir y miró a los heladeros
Y las cámaras de televisión que filmaban todo ahí
Y se acordó de cuando era niño
Y de todo lo que pasó hasta aquí
Y decidió entrar en aquel baile
"- Si el vía-crucis se convirtió en circo, estoy aquí.”

Y en eso el sol cegó sus ojos
Y, a continuación, reconoció María Lucía
Ella le traía la Winchester 22
El arma que le dio su primo Pablo.


"- Jeremías, soy un hombre.
Algo que vos no sos
Yo no disparo por la espalda, no.
Mira hijo de puta sin vergüenza
Da un vistazo en mi sangre
Y vas a sentir tu perdón”.
Y Santo Cristo con la Winchester 22
Tiró cinco disparos al bandido traidor
María Lucía se arrepintió más tarde
Y murió con João, su protector.

La gente dijo que João de Santo Cristo
Era santo porque sabía morir
Y la alta burguesía de la ciudad no creía en la historia
Que vieron por  TV
Y João no consiguió lo que quería
Cuando llegó a Brasilia con el diablo en su ser
El quería hablar con el Presidente
Para ayudar a todas esas personas que sólo sufren.

1 comentario:

Carlos Maurício Ardissone dijo...

Fue un placer contribuir un poco. Muy bueno tu blog. Tal vez puedas conocer el mío. És cotidianoimpar.blogspot.com.br. Abrazos, Carlos.