jueves, 13 de febrero de 2014

"Aprendan A Soñar" (La Noche Que Charly García Me Salvó La Vida)



Cuando tenía 21 años soñaba con que me pasen todas las cosas que le pasaban a Joaquín Sabina en sus canciones, las buenas y las malas, los levantes y los rechazos. Y en los 21 años que siguieron... ¡me pasaron! Incluso me echaron los gorilas de algún bar, algunas noches por no saber bien dónde estaba, y otras por juntarme con las malas compañías. Otra noche me quisieron echar de otro bar pero me salvó Charly García.

Así que como dice Dolina: "Aprendan a soñar los que se contentan con ganarse la lotería".


http://arampazzi.wordpress.com/2006/11/24/la-noche-que-charly-garcia-me-salvo-de-los-patovicas-a-k-a-%E2%80%9Cpatoruzu-solta-a-ese-chico%E2%80%9D/


La Noche Que Charly García Me Salvó De Los Patovicas (A.K.A. “Patoruzú, Soltá A Ese Chico”)


(Ja! ¡No tengo título!)
 
(Lo que sigue es algo que conté a mis amigos vía e-mail en Octubre del 2004, y que ahora expongo en mi blog con leves modificaciones.)
 
Voy a tratar de resumir esto lo máximo posible (para no aburrir) porque da para escribir varias páginas.
 
El viernes 08 de Octubre de 2004, después de ir al casamiento de Muyi (que merece, junto con su despedida de soltero, otro largo e-mail para los que conocen al Muyi ya que nunca imaginé ver tantas escenas sorprendentes en un casamiento), llegué a mi casa a las 19:00 y me dolía mucho la cabeza (tanto que hice algo que casi nunca hago: tomar una aspirina.) Como a las 21:00 me conecté a Internet y, mediante el chat, un pibe de Moreno llamado Tato me avisó que tocaba Charly en un boliche de Bs.As. A las 21:50 estaba en Moreno pasándolo a buscar, y a las 22:30 estábamos en la puerta del boliche. Estaba cerrado pero golpeamos y nos atendió Javier L., que es un amigo de Charly con cara de Rolling Stone (es al que se refiere cuando grita: “Aguante Javier” en El Aguante.) Tato conocía a Javier, quien nos dijo que Charly llegaba como a la 1:00, y que él nos hacía entrar 2×1. Fuimos a un bar en la esquina a tomar unas birras, y el celular de Tato sonaba cada 2 minutos, porque toda la gente lo estaba llamando para confirmar si el recital se hacía o no. Al rato ya éramos más de 10 personas (de distintas edades), y fuimos al boliche pero no nos dejaban entrar porque se querían asegurar de que Charly llegase. Nosotros estábamos tranquilos porque ya habíamos visto a los músicos (uno de los cuales estaba desesperado porque "los japoneses" no habían llegado, diciendo: "¡Este recital es para los japoneses!"), a los plomos, y al manager de Charly. Se largó a lloviznar y nos refugiamos en un techito. Al rato llegó Charly en el auto de su manager y le dije a un pibe que me saque a una foto junto a él (mientras Charly bajaba y entraba), pero el chabón apuntó a cualquier lado y me perdí la foto.
 
Adentro del bar Contat había un escenario de 30 cm de altura. Habría 200 personas (había varios de la farándula). Me pedí un vodka con tónica y empezó enseguida, así que me senté en el escenario, apoyado contra un bafle. Vino un patovica y me dijo que no podía estar ahí, así que me senté en primera fila, en la posición de Buda, y vi todo el recital sentado y tomando vodka, mientras bardeaba a una japonesa que no dejaba de sacarle fotos a Charly (¿para qué querés tantas fotos iguales?) con una cámara con un lente hiper-grande, y me conseguí una chica que me hacía el favor de ir a comprarme otro vodka cada vez que se me acababa, para no perder el lugar. 

Charly tocó re-bien, pero lo mejor fue que tocaba los temas que le pedíamos. Entre tema y tema, yo le cantaba alguna parte de algún tema, y en algún caso me hizo caso, aunque no me dio el gusto con “Waiting” que se la pedí muchas veces y me dijo: “No. Esa la sabemos vos y yo nada más” (aunque en un momento amagó a tocarla.)
 
Sobre el final, Charly pidió que le traigan algo de tomar, así que me paré y me subí al escenario y le ofrecí de mi cuarto vodka-tónica.
-  ¿Qué es? – me preguntó Charly.
-  Vodka Tónica. ¡Es rico!
- No, gracias. No tomo bebidas de desconocidos – me contestó, mientras agarraba una cinta aisladora negra y empezaba a darle una vuelta alrededor de mi vaso y se reía. Yo me sorprendí mucho. Luego Charly me pidió que me bajase del escenario, a lo que le respondí: “Sí Señor Say No More” y me bajé inmediatamente.
 
(Nota: Así lo recuerdo yo, aunque aproximadamente 20 testigos me han comentado que no fue así, sino que Charly me tuvo que pedir VARIAS veces que me bajase del escenario) (Mi amigo Nacho tiene grabado ese recital.) (3 años después me lo regaló.)
 
Me bajé y me senté en el mismo lugar, y al toque vino un patovica a pedirme desamablemente que me retire del boliche. Yo le dije: “No me voy, me corro un poco para atrás y no me subo NUNCA MÁS al escenario”. El Patovica no escuchó mis razones y, agarrando mi bícep derecho, intentó sacarme por la fuerza. Al advertir esto, Charly García dijo por el micrófono: “Patoruzú, Patoruzú… ¡dejalo al chico!”. Hubo un instante de tensión. El Patovica Patoruzú me miró con odio y yo lo miré como diciéndole: “Prendete un poco del pete” y me dejó en paz y todos aplaudieron y yo seguí disfrutando de tan lindas canciones.
 
Cuando terminó el recital, subí nuevamente (esta vez gateando, para que no me vea Patoruzú) para robarme el listado de temas, de puño y letra de Charly, que OBVIAMENTE no coincide en casi nada con las canciones que tocó.
 
Para finalizar, recuerdo que leí muchas notas donde se comentaba que en varios recitales de Serú Girán, cuando los militares gobernaban el país, muchas veces Charly advertía que la policía se estaba llevando parte del público y entonces detenía el recital para pedirle al policía que los suelte. De esto hace más de 22 años, pero apostaría que ayer se acordó de eso.
 
Y como dijo Marco Polo “Sólo conté el 10% de lo que vi”.

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