miércoles, 11 de agosto de 2010

Hasta "La Nación" Reconoce Los Logros (6-7-8 Way)


Una nota en el diario La Nación de hoy, firmada por Juan J. Llach, bajo el título “Una Economía Fantasiosa”, propone mostrar que todo está mal y llega al objetivo contrario. Extraeré algunas partes utilizando el método “6-7-8”:


Parecería que nada más debería pedirle la política a la economía. El PBI crecerá 7,5%, el clima llevó la cosecha de granos cerca del máximo histórico, muchas industrias producen como nunca, el consumo vuela, proliferan los nuevos propietarios de autos, electrodomésticos y computadoras, y la recaudación bate récords y baja el riesgo país.

Inciden en este buen desempeño decisiones del Gobierno como el canje de la deuda y la asignación por hijo, la mejor política social en mucho tiempo, inexplicablemente lejos de ser universal. Otros datos son menos rutilantes. El desempleo baja, pero el empleo aumenta todavía lentamente. Las exportaciones crecen sólo la mitad que las importaciones, (…)

Luego el periodista empieza a explicar que todo se debe a que el gobierno tiene culo (lo llama “viento de cola”) y empieza a enumerar una serie de conceptos para mostrar que no todo es perfecto, destacando principalmente la inflación.

Al final dice que los más jóvenes ni siquiera conocen el drama de la inflación (yo sí recuerdo cuando era 20 o 30% mensual):

No obstante, la Argentina cumplirá en 2010 nueve años sin un derrumbe macroeconómico, acercándose al récord de 1963 a 1974, y esto es muy bueno para el país, para la democracia y para los más pobres, siempre los que más sufren esas catástrofes. El marco mundial favorable centrado en los países emergentes puede durar aún un par de décadas, por lo que habrá nuevas oportunidades de lograr un desarrollo integral y sostenible sin pasar necesariamente por un nuevo trauma.

Por ello es difícil que la campaña electoral de 2011 esté centrada en el problema económico, salvo en el caso de la inflación, que sí será protagonista. En parte será así porque las generaciones futuras no votan o no tienen información completa sobre los costos que les acarrearán las actuales políticas. Por ejemplo, los más jóvenes no han vivido los dramas nacionales con la inflación. Ante un Gobierno que esgrimirá sólo la cara complaciente de esta economía fantástica, la oposición se las deberá ingeniar para mostrar que es posible un futuro verdaderamente mejor en lo económico, pero también en lo político y en lo social.


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