viernes, 17 de diciembre de 2010

“Llevo tu foto el bolsillo con el atado de cigarrillos, con el pretexto de tu retrato yo fumo y fumo a cada rato” (Daniel Salzano)

En 1.984, con mi amigo Federico, pasábamos muchas tardes acomodando cientos de fichitas estilo dominó para después verlas caer todas juntas tocando solo una. Era 1.984 pero ningún ojo vigilante nos observaba. Teníamos buena motricidad fina, que perdimos cuando cambiamos las fichitas por la birra (sin contar la etapa intermedia en que usamos esas fichas para jugar al Black Jack.) En aquellas tardes, escuchamos una y otra vez dos cassettes: Clics Modernos de Charly García (porque nos parecía desafiante eso de “aunque te arregles las gomas nena seguirás siendo rara”) y Modelo Para Armar, de Juan Carlos Baglietto, que había comprado su tía Lily.

Este último me parecía rarísimo, en especial las letras. El tema más impactante era el último (que era de Fito); me sorprendía que en el primer tema, Dios Y El Diablo En El Taller, nombraba Luján y el porro (“a mí con la hora extra no me alcanza ni para hacer un viaje a pie a Luján” y “El diablo que se aburre, que hace sebo, que va al baño y fuma un caño”), pero, sin lugar a dudas, la letra que más me llamaba la atención era la de Salzanitos. ¿Cómo a alguien se le había ocurrido una letra así? ¿Por qué trompetistas? ¿Qué es eso de “les dejo un repertorio de tristezas”? Me impactaba mucho la parte del cementerio, y el final de Amor.

Mis hijos serán trompetistas, o no serán nada,
Les prohíbo cirujanos, arquitectos,
Mucho menos banqueros, hombres de la Bolsa.

Serán trompetistas, maravillas desde chicos
En el zapato de Reyes, la corchea;
En el otro zapato el de las fusas.
Después les compró la bolsa, la vida,
Les doy almanaques de caballos,
Les compro aparatos con cosquillas.
Los pongo contra el cielo,
Les explico de Dios y de Louis Amstrong.
Mis hijos serán descalzos, errabundos, detenidos,

Palpados de uno o más amores,
Les encontrarán, es claro, la trompeta.
Andarán por tiovivos con palabras giratorias,

Tendrán amigos, enemigos, ex amigos.
Tendrán que empeñar su palabra, su café,
"Pero no empeñarán nunca su trompeta", les diré,

"Pues una trompeta, es una trompeta"...
Les regalaré una gamuza de gamuza ...
Les haré escribir "bis" en los retretes
Eso haré, eso serán ...

Y aquí va mi testamento:
Les dejo un repertorio de tristezas,
Usenló... sólo de vez en cuando.
El día de mi muerte vayan todos al entierro;
Lleven sacos colorados, lleven la trompeta;
Toquen Rosa, Madreselva...
O algún otro blues ...
Pero, cuidado, lleven las bufandas:

En los cementerios se muere de amor y frío...
Y yo los amo tanto...!!!

Muchos años pasaron hasta que, en 1.993, me encontré con otro disco de Baglietto, al que compré solo porque tenía varias canciones escritas por Joaquín Sabina. Sin embargo, el tema que más me gustó era un rock’n’roll delicioso con letra muy sabinera, aunque en este caso no era uno de Joaquín. Miré el nombre del autor, Daniel Salzano, y enseguida hice click, fui a buscar el disco de Baglietto, me di cuenta que Salzanitos también había sido escrita por Daniel Salzano, y esa canción pasó a gustarme el doble (si se puede) nada más que por lo bueno que está el título. Pensé: “Este Daniel Salzano debe ser un buen tipo”. El rock “sabinero” se llamaba “Vaya Una Vida” y dice así:

Vaya una vida que estoy llevando
Por no encontrar lo que estoy buscando
Me lo dicen todos los pecadores
Si no hay espinas tampoco hay flores.
Llevo tu foto en el bolsillo
Con el atado de cigarrillos
Con el pretexto de tu retrato
Yo fumo y fumo a cada rato.

Vaya una vida...

Voy a los bares más reventados
A oír los discos de mi pasado
Pido un Manhattan y en la aceituna
Brilla y se apaga un rayo de luna.

Señorita, por favor,
¿Cuánto cuesta una llamada
Si yo vivo en Buenos Aires
Y ella vive en Aragón?

Conozco al gangster que vende fichas
Para la maquina de las desdichas
Es un invento que han importado
Para explotar a los desgraciados.
Si voy al cine es por consuelo
Porque Ingrid Bergman tiene tu pelo
No te exagero pero en dos meses
Vi Casablanca cuarenta veces.

Propongo un club para soñadores
Donde se hable de grandes amores
Donde se diga que los buzones
Son como estuches de corazones.

Vaya una vida...

Y si algún día al ver la tele
Ves un estadio lleno de gente
Búscame abajo de un sombrerito
Todo bordado con angelitos.

La llegada de Internet me hizo poder conocer más a Daniel Salzano, poeta y escritor, cordobés, bohemio y trotamundos, nacido en 1941, que escribió muchísimas letras para Jairo, y que volvió a su Córdoba natal para escribir una columna semanal en el diario La Voz Del Interior, titulada Quienes Y Cuando, que si tienen buen gusto pueden leer desde acá.

El otro día, en el recital de Paul McCartney, me crucé con Juan Carlos Baglietto y ni lo saludé. Pero habría que agradecerle todos estos años de buscar canciones como estas y grabarlas.

http://www.youtube.com/watch?v=-SjpKhXDHiU

http://www.youtube.com/watch?v=yFH9dIVTcnM









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