Para contribuir con la economía nacional, gasto mucho en dentistas y chapistas.
Susana Gimenez una vez dijo que tenía invertido en su boca el valor de un Mercedes Benz. Se refería a que arreglarse su dentadura le había salido más de u$ 60.000. Yo, hace unos años, decía que ya había gastado un Fiat Duna. En estos momentos ya voy como dos Fiat Dunas. Un día llegaré al Mercedes.
Mi dentista tiene un Audi, creo. Creo que es más joven que yo, y estoy seguro que es más pelado. Desde hace un tiempo vengo renegando porque, cada vez que voy, en lugar de arreglarme me deja peor. Yo le digo: “Pero… ¡por favor! Arreglame esto y esto” (porque me queda mal), y él me dice que primero hay que arreglar aquello y lo otro porque es más peligroso. Le creo porque supuestamente él sabe y yo simplemente quiero poder sonreír y masticar bien, entonces le hago caso y me voy puteando bajito.
Hoy, por fin, salí contento del dentista. Las cosas empiezan a encausarse. Salí tan contento que tenía ganas de correr.
Me consuelo recordando que Mick Jagger, en algún momento, tampoco tenía una dentadura muy agraciada (pero, la última vez que lo vi en vivo, pensé: “A los 66 años quiero estar como Mick hoy"):
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