viernes, 29 de abril de 2011

El Polaco Se Reinventa



En 1967 los Beatles, en los estudios Abbey Road, le estaban dando forma a su disco más producido y experimental, que sería considerado el más revolucionario. En el estudio de al lado, Pink Floyd grababa su primer disco. En Argentina, el rock nacional acababa de nacer, de la mano del super éxito de La Balsa, que Litto Nebbia había compuesto luego de escuchar a Tanguito balbuceando que estaba muy solo y triste acá en este mundo de mierda, en el baño de La Perla del Once, mientras la juventud no-pensante de Argentina estaba estupidizada con el super éxito televisivo del Club del Clan, que rompía los rankings y ratings desde 1964. Mientras tanto, un cantor de tango llamado Roberto Goyeneche, apodado El Polaco, entraba a grabar un disco en los estudios TNT, que en esos momentos quedaban en Santa Fe al 1000, y fueron derribados posteriormente cuando se ensanchó la 9 de Julio.


El Polaco ya tenía 41 años, y 15 como cantor profesional. Había empezado con la orquesta de Horacio Salgán, y durante un tiempo prolongado había sido una de las voces de la mítica orquesta de Anibal Troilo, de quien ahora se encontraba inexplicablemente separado. El tango había pasado de moda, casi firmando su rendición con la muerte de su último gran héroe, Julio Sosa, que se había estampado con su auto 1964 porque siempre andaba pisteando. Ya casi no se vendían discos de tango, así que era necesario reinventarlo, y de paso reinventarse.


El Polaco entró en los estudios TNT, donde los músicos ya estaban listos. Dijo solo tres palabras: “Alma de loca” y, sin ensayo previo, la orquesta empezó a tocar y el Polaco a cantar. Esa grabación, de primera toma, es la que figura en el disco. Desde ese momento, nunca grabaría la voz por separado, siempre grabaría “en vivo en estudio”. Además, con su voz ya un poco gastada de tantas noches, cigarrillo y escabio, decidió inventar una nueva forma de cantar-contar, fraseando y estirando algunas sílabas y recortando otras, según le señalaba una energía inexplicable que solo se apodera de algunos elegidos, y que produce un efecto desvastador en los oyentes sensibles. Con el tiempo, esa sería su marca registrada.

En la misma noche, grabó nueve tangos más, para completar un disco que se llamaría “Tres Para El Tango”. Además de Alma De Loca, el disco contuvo otras joyas como Berretín, Ese Muchacho Troilo, Pompas de Jabón y Contramarca.

El productor, que había alquilado el estudio por varias horas porque el Polaco tenía fama de impuntual, luego de maravillarse con lo que el Polaco hizo esa noche, le dijo: “La próxima vez que estés tan inspirado, avisame antes, así no reservo tantas horas en el estudio”.

Alma De Loca: Es uno de los mejores tangos de la historia, donde se cuenta acerca de una prostituta que se la daba de muy alocada, pero el relator del tango descubre la ternura que tenía dentro cuando la encuentra llorando al observar una muñeca en la vidriera de una juguetería. Mi amigo Mariano se sorprendía porque el relator le promete guardarle el secreto, sin embargo luego se lo canta a todo el mundo en formato tango. Es un buchón.


Berretín: Extraordinario valsesito con letra de... ¡Juan Carlos Mesa! Describe, con palabras simples y acertadas, lo que siente cuando alguien tiene un berretín con una mina. La versión del Polaco es insuperable, por supuesto.


Ese Muchacho Troilo: Con letra de Homero Expósito, un tango dedicado a Pichuco, un gordo lleno de anécdotas memorables. 

Pompas de Jabón: Escribí sobre ese tangazo del gran lujanero Enrique Cadícamo y música del tío del Polaco acá. Increíble que Cadícamo haya advertido que esa pebeta de 20 años, ya era “embrión de carne cansada” y termine diciendo “cuando, implacables, los años inyecten sus armarguras, ya verás que tus locuras fueron pompas de jabón”.


Contramarca: Un tango que ya había grabado Gardel en 1930. En esos tiempos, los hombres guapos marcaban a las mujeres que los hacían cornudos marcándoles la mejilla con un cuchillo. Las mujeres que tenía “contramarca” (es decir, dos cicatrices) ya eran demasiado. Esta es la historia de una mujer que tenía “contramarca”


 

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