miércoles, 2 de noviembre de 2011

Música De Fácil Acceso


Cuando era chico no se podía ver la película Pink Floyd The Wall porque el gobierno militar la había prohibido. Esta simple frase bastaría para demostrar que los militares eran unos hijos de puta, más allá que, además de prohibir películas, raptaban gente, violaban mujeres, robaban bebés, tiraban cuerpos al río y un largo etcétera.

Luego, cuando fui adolescente, ya se podía ver la película, pero tampoco era tan fácil. Primero había que enterarse que existía, tener un amigo con la guita suficiente para comprarse ese disco doble (y que te lo
prestase para grabarlo), fotocopiarse las letras, comprarse todas las revistas de rock (incluso las viejas) para leer alguna nota al respecto, esperar con paciencia que el VHS llegue al video-club y, cuando ese día glorioso llegaba, molestar a la familia de tus amigos para que te presten una videocasetera para conectarla a la tuya, y grabarla en un video virgen TDK, y ponerle con orgullo con letras bien grandes PINK FLOYD – THE WALL en las etiquetas que traían los TDK, y luego mirarla un montón de veces porque no había mucho que mirar en ese entonces.

Hoy todo es mucho más fácil. Cualquier chico (incluso los más marginales si van a la escuela y reciben su netbook), puede bajarse el disco con unos simples clicks, mirar la película on-line todas las veces que quiere, y obtener toda la información que se le ocurra de las miles de páginas webs que abordan el tema. Si uno solo descubre que The Wall es mejor que los wachiturros, se habrá conseguido el objetivo de tener un país mejor.

Creo que ahora (en este futuro) todo es mucho mejor, y quizás eso explique los nueve recitales que va a hacer Roger Waters. La gente tiene acceso a esa información y Waters a los millones que gana con su gira. Todos contentos. Si solo fuesen a esos conciertos los que pudieron comprar (sin conocerlo) el disco y la película original, quizás no llenaría ni dos.


Anoche, luego de la tercera función de Charly García en el Gran Rex, sucedió algo extraño: los acomodadores no podían sacar a la gente del teatro, ya que la gente quería quedarse cantando las canciones de todas las épocas de Charly García. Una vez afuera, mucha gente se quedó en la puerta cantando las canciones, durante más de una hora. La mayoría eran adolescentes, aunque había de todas las edades. Los vecinos del Rex se asomaban por las ventanas de los departamentos, sin entender lo que pasaba. Yo podía entenderlos porque conozco a la perfección la sensación que esas canciones producen en determinados adolescentes. Otra vez pensé que las facilidades para acceder a esas canciones (y a la información relacionada) nos favorece a todos: a Charly y a los nuevos aliados.

(Charly estuvo maravilloso (como siempre) en los 3 conciertos, donde sonaron, si mi memoria no me falla, ensayadísimas: 4 temas de Sui, 8 de Serú, 3 de Yendo, 6 de Clics, 8 de Piano, 2 de Tango, 3 de Parte, 4 de CCC, 1 de Filosofía, 2 de La Lágrima, 1 de Say No More, 3 de Influencia, 2 de R’R’R Yo, y 1 de Kill Gil y otras. Y nos quedamos con ganas!)

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