En el libro Siempre Nos Quedará París - El Cine Y La Condición Humana, editado en el año 2011, el filósofo Jose Pablo Feinmann, explica el surgimiento de Estados Unidos, comparándolo con el de Argentina, así:
"En 1860 comienza en
Estados Unidos un conflicto interno que se extenderá por cinco años
y que se conoce como la Guerra de Secesión. ¿Qué estaba en juego
en esa contienda entre el Norte y el Sur? En verdad, la guerra no se
hizo para liberar a los
esclavos del Sur, como habitualmente se
quiere hacer creer. Lo que estaba en juego era el modelo de país. No
fue el viento, quien se llevó el Sur de Estados Unidos y con él a
sus cosmovisiones y su estilo de vida. Fue su economía la que,
aferrada al monocultivo, perdió contra el Norte industrialista.
A diferencia de los
Estados Unidos, en la Argentina ganó “el Sur”. Las oligarquías
criollas lograron imponer una economía basada en el monocultivo, los
grandes latifundios y la abundancia fácil. Su modelo consistió en
producir materias primas para exportarlas y comprar las manufacturas
en el exterior. De ahí que no
haya necesitado mercado interno, “un país”, un modelo
integrador. Les bastaron la propiedad de sus campos y la venta de sus
productos en mercados externos. Y, claro, la libertad para hacerlo en
sus propios términos. Lo demás... lo demás poco les importó.
En
este capítulo analizaré dos películas. La primera, Lo
que el viento se llevó (Gone
with the wind, 1939),
basada en la novela de Margaret Mitcehll, (…)
Generalmente,
las películas norteamericanas sobre el siglo XIX hablan de la lucha
contra el indio y de la de la Guerra de Secesión, que enfrentó a
Norte industrialista y al Sur algodonero: el Sur era una región con
economía de monocultivo, un territorio precapitalista que vivía de
la tierra, que los aristócratas propietarios hacían trabajar a sus
esclavos. Esos esclavos cultivaban un solo producto, el algodón, que
era vendido más allá de sus fronteras. Al Sur no le interesaba ser
un país, sino enviar sus materias primas hacia el exterior. Al
Norte, por el contrario, le importaba todo el país, porque le
interesaba el mercado interno: era fabricante de manufacturas y
necesitaba un país donde ubicar sus mercancías.
La
vida sureña era totalmente estratificada. Por un lado, los grandes
amos, los dueños de la tierra, los terratenientes, y, por otro lado,
los fieles escalvos que trabajan para ellos.(...)
En
su libro Filo,
contrafilo y punta, Arturo
Jauretche, en un momento inspirado, dijo que la Guerra de Secesión
era la guerra de los que producían la materia prima de las camisetas
y los que fabricaban las camisetas. Los del Sur producían el
algodón, vivían del fruto de la tierra, vivían en el aire, vivían
de nada. (…) En cambio, el Norte era el que fabricaba camisetas.
Lo
curioso es que el Sur mandaba algodón a Inglaterra y comproba
camisetas. Y el Norte fabricaba camisetas, con lo cual iba armando un
país industrial con peso propio, un país capitalista, trabajador, y
el Sur, es decir, los dueños del campo, vivían de la abundancia
fácil de la tierra. Esa tierra, como sabemos, Dios no se las
destinó. Es una tierra que, en algún momento de la Historia, fue
apropiada. (…) En la Argentina, el general Julio A. Roca -hay quien
lo llama “el conquistador del desierto”- derrotó a los indios y
repartió sus tierras entre sus familiares y amigos. Eso no fue lo
que hizo Estados Unidos (…)
(…)
Clark
Gable interpreta a Rhett Butler, representante del espíritu del
Norte. Lo que les dice a los caballeros sureños, que andan en sueños
algodonales, es muy simple: el Norte va a ganar la guerra porque
tiene algo más que orgullo, altanería, algodón y esclavos. Tiene
cañones, tiene astilleros. Puede fabricar cañones y el Sur no tiene
ni un solo cañón ni sabe cómo fabricarlo. ¿Qué es lo que está
diciendo con esto? En el Norte hay industria, señores. En el Norte
está el progreso del siglo XIX, está el espíritu del capitalismo
industrial. Lo que hay en el Sur es aristocracia de campo, es el
atraso de atarse al monocultivo y a una economía que vive hacia
afuera y que no construye. ¿Cómo construyeron el Norte? Ahora vamos
a entender las películas de cowboys. ¿Han visto que siempre hay
caravanas que marchan y que se ponen en círculo cuando los indios
las atacan? Esos son los colonos. Los colonos conquistan el Oeste
porque el ejército norteamericano, contrariamente al de Roca, puso
colonos. Liquidaba 100 indios y ponía 2.000 colonos. Roca liquidaba
2.000 indios y regalaba la tierra a su gente. Así no se hace un gran
país.
Otro
de los motivos de la Guerra de Secesión fue el tendido del
ferrocarril. El Norte tenía una gran necesidad de hacer
ferrocarriles hacia el Oeste y el Sur. Pero el Sur se preguntaba:
“¿Por qué vamos a pagar impuestos por ferrocarriles que vayan al
Oeste, si a nosotros el Oeste no nos importa, no nos compra
algodón?”. El Norte industrialista quería hacer un país,
colonizó el Oeste porque necesitaba llevar sus manufacturas y fue
con el ferrocarril. El Sur se negaba a pagar impuestos para el
ferrocarril, por eso estalló la guerra.
Hay
que aclarar algo importante: el general George Armstrong Custer,
conocido porque fue derrotado en la batalla de Little Big Horn por el
cacique Crazy Horse, era un matador de indios. Es decir, el progreso
en el Oeste norteamericano era liquidar a los indios para poner a los
colonos blancos. Esta mal matar a los indios, pero, como dice Marx,
en el primer tomo de El
Capital, el
capitalismo viene al mundo chorreando lodo y sangre. El capitalismo
es así. Y el capitalismo estaunidense necesitaba mercados para las
manufacturas del Norte: emprendió una matanza atroz para construir
un país capitalista. En la Argentina, en cambio, solo se construyó
una ciudad, Buenos Aires, que ejercitó un colonialismo interno
constante sobre las provincias. La llamada “conquista del desierto”
del general Roca fue un genocidio, pero la tierra no fue repartida
entre miles de colonos para generar un mercado interno, sino que fue
entregada a los hermanos y amigos de Roca. El nombre de uno de sus
hermanos, Ataliva, dio origen al verbo atalivar, que hoy no se usa
mucho pero significa “coimear”.
(…)"
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