miércoles, 23 de marzo de 2016

Las Pocas Veces Que Me Cagaron A Pedos En Los Últimos Años



Hace muchos años, en una galaxia muy lejana, recuerdo que siempre la gente me cagaba a pedos. Me retaban por no tender la cama, por no haber hecho la tarea, por mugriento, por hacer chistes escatológicos, por no embocarle al inodoro cuando meaba y por miles de cosas más. Uno se levantaba cada mañana y ya sabía que dos o tres veces lo iban a cagar a pedos por algo.

El tiempo fue pasando y un día me di cuenta que ya nadie me caga a pedos nunca. Soy un hombre sin demasiados compromisos y que
en general cumple con sus obligaciones, entonces nadie se siente con el poder de cagarme a pedos. Sin embargo, en los últimos años sí hubo 4 mujeres que me cagaron a pedos, tres por hechos puntuales y una que me caga a pedos siempre porque es medio satánica.

La Satánica es la hija de un amigo que cada vez que me ve me caga a pedos por fumar y porque mis chistes le parecen muy estúpidos. Además, se ríe de mí porque no tengo novia, entendiendo que esa situación se debe a que soy muy feo.

Los hechos puntuales fueron:

a) Gordita que me cagó a pedos porque me sonó la alarma. Fue en el año 2011, había ido a un recital un día de semana, y cuando volví después de la una, la Gordita me esperaba agazapada para cagarme a pedos. Al parecer, la alarma de mi casa había estado sonando intermitentemente desde el mediodía hasta esa hora. La Gordita estaba furiosa, pero no había llamado a la policía para ver si alguien había entrado a mi casa. Tuve que pedirle disculpas ante un hecho concreto de imposible solución, y prometerle que intentaría que esto no volviese a ocurrir revisando bien que todas las ventanas estén cerradas para que ninguna cortina volviese a activar la alarma.

b) En el año 2012 estacioné el auto por unas horas sin advertir que estaba tapando una cochera. Al volver, otra Gordita de carácter violento estaba decidida a facturarme con palabras groseras mi error. Era un día primaveral que rondaría los 20 grados, sin embargo la Gordita insistía en que había tenido que dejar a sus hijos al rayo del sol por no poder entrar su auto, entre otros insultos un poco exagerados. También tuve que prometerle que un hecho similar no iba a ocurrir nunca más porque de ahora en más sería más cuidadoso, especialmente con su garage.

c) Un domingo saqué el auto de mi cochera (marcha atrás) y por distraído me choqué un auto que estaba estacionado enfrente. El golpe no fue muy fuerte pero fue ruidoso. Los visitantes de mi vecinos salieron a la puerta, y al advertir la situación, la dueña del auto me dijo: “¡Pajero!” La miré con intriga y le iba a contestar, pero antes de eso mi cerebro advirtió que la chica tenía razón, tanto literalmente como no. Así que le pedí disculpas y le dije que era un asunto para las Compañías de Seguros.


No hay comentarios.: