miércoles, 23 de junio de 2010

Mi Nuevo Trabajo

En mi nuevo trabajo hay como 70 empleados, pero ni una sola mujer. Somos todos hombres, en general feos y mal afeitados como uno. Con los pocos que hablé cosas que no son de trabajo, traté temas de machos como los Rolling Stones y recuerdos precisos de mundiales anteriores. Aunque sospecho que las personas que no conocí (los camioneros reales) están más cerca del regatón y esas grasadas que de los Rolling Stones.

Me pasé al rubro de los camioneros porque somos los más porongas. Esto ocurre porque, si cualquier otro rubro hace huelga, a nadie le importa y el país sigue andando. En cambio, cuando paramos NOSOTROS, lo más machos, los chicos no pueden tomar la leche y se pudre todo (Excepto Guido Suller que toma la leche de su hijo Tomasito.)

Le estaba contando a un amigo dónde quedaba mi nuevo trabajo y me preguntó: “¿Antes o después del pirulo?” Yo no tenía ni idea a qué pirulo se refería (era uno similar al que describe Sabina en su canción de la Magdalena). Él me dijo que por ahí hay un pirulo muy famoso. Yo pensé: “Reservo mi verga para agujeros más elegantes”. No obstante, al otro día pasé y, sin buscarlo, vi el pirulo al que se refería (era antes de mi laburo.) Esto me hizo pensar que pasaba todos los días por ahí y nunca lo había visto. Y también lo relacioné con que, por la televisión, siempre dicen “Todos saben quién vende droga, en cada esquina”. Yo nunca en mi vida vi un vendedor de droga o supe de alguien (solo de muy pocos, por comentarios que no me constan.) Pero quizás sea verdad que están en todas las esquinas y yo no los veo. A mí se me re-complica hasta cuando quiero comprar Alplax sin receta. Supongo que no tengo bien afilada la antenita detecta-vendedor-de-droga y detecta-pirulos porque siempre ando en auto concentrado en las armónicas de Bob Dylan.


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