sábado, 10 de diciembre de 2016

Pescado Fresco En New York City



(Extraído del libro "A Writer's Life" de Gay Tallese, 2006)

"Tengo la opción de cambiar de frecuencia, de escuchar a medias, de deambular mentalmente y observar a mi alrededor el comedor lleno de gente y de ruido, mirando casi simultáneamente un evento deportivo que está teniendo lugar en la televisión que hay encima del bar y a una atractiva rubia que está sentada de lado en un taburete de la barra y a un hombre gordo que está sentado en una mesa cercana, con la boca abierta, a punto de devorar un bocado de pescado, un delgado trozo de lenguado; y de pronto me imagino que el pez revive y se zafa del tenedor
y sale meneándose por el suelo y es atrapado por un camarero que lo lleva en una servilleta de vuelta a la cocina, donde veo la imagen del pez nadando hacia atrás en el tiempo, y luego veo al pez, diez días antes, flotando libre en el mar de Labrador, al noroeste de Canadá, y allí el pez tiene el cuerpo plano y el tamaño de una tortilla y dos ojos en el mismo lado de la cabeza, un pez picassiano, que ahora navega con fluidez a lo largo del fondo lodoso del océano en busca de un camarón hasta que, cinco minutos antes de que amanezca, se desliza hacia una red y queda atrapado, confundido, asustado, pero no está solo —cientos de lenguados con ojos picassianos están atrapados allí, dando vueltas, estrellándose unos contra otros, haciendo el esfuerzo de voltearse hacia el lado en el que tienen los ojos y pueden ver, con la esperanza de entender qué es lo que sucede—, y luego los aprietan todos juntos a medida que la inmensa red se levanta chorreando agua y sale del mar y cae a lo largo de un barco pilotado por un pescador francocanadiense flacucho, de barba y aliento a brandy, que pega a su mujer y lleva toda la semana pescando ilegalmente con red en esa zona y que ahora, después de sacar de la red con sus manos enguantadas montones de peces que se retuercen, los arroja dentro de un recipiente lleno de hielo de la parte trasera del barco y enciende el motor para iniciar el viaje de seis horas hasta el depósito que tiene en el muelle un distribuidor de comida marina de Terranova, desde donde el pez volará un día después, metido en un contenedor refrigerado de aluminio, hasta el aeropuerto JFK en Nueva York, donde un grupo de camioneros asociados a la Mafia lo recibirá y lo conducirá al mercado de la calle Fulton, donde se lo entregarán a comerciantes al por mayor, cuyas camionetas estarán estacionadas a la mañana siguiente en doble fila frente a miles de restaurantes de Manhattan, entre ellos Elaine’s, donde el pescado será contado y examinado por el chef napolitano y limpiado por sus ayudantes de cocina hispanoparlantes, y será preparado y ofrecido esa noche como una especialidad de pescado fresco —lenguado a la meunière con almendras, veintinueve dólares—, y eso es lo que ordenó y le fue traído al hombre gordo que yo vi sentado frente a mí con la boca abierta."

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