viernes, 28 de diciembre de 2012

Lo Mínimo Que Tenés Que Saber Sobre Un Libro Llamado Catcher In The Rye



Lo primero que tenés que saber sobre este libro es que TENÉS que leerlo. Aunque seas un viejo de mierda, que ya ni siquiera recuerda cómo piensa un adolescente, TENÉS que leerlo.

The Catcher In The Rye es un libro editado en 1951. Lo escribió J.D. Salinger. En castellano se lo conoce como “El Guardián Entre El Centeno” o “El Cazador Oculto”, según la traducción (dicen que la segundo es mejor, yo leí la primera como 20 veces.)

Trata de un adolescente llamado Holden Caulfield, al que todo le parece falso o trucho (phony), al que rajan de un colegio, y en lugar
de volverse a la casa se va a pasar 4 días a New York.


Quizás fue el primer libro que abordó temas adolescentes sin caretaje. Pocos años después de escribir este libro, el autor se recluyó en su casa. Jamás dio un reportaje, evitó todas las biografías, y rechazó los innumerables pedidos para llevar esta obra al cine (no atendió ni siquiera a Steven Spielberg). Murió el 23 de enero de 2010, a los 91 años. No permitía que le saquen fotos, ni que pongan fotos en las ediciones de los libros, ni que haya dibujos en las tapas de los libros.

Se venden 250.000 copias de este libro cada año.

El asesino de John Lennon era fanático de este libro. Cuando mató a Lennon se sentó a re-leerlo esperando que venga la policía a buscarlo. En el juicio le leyó partes del libro al juez tratando de explicar por qué lo había hecho.

Otros asesinos o desequilibrados, como por ejemplo uno que intentó asesinar a Ronald Reagan, también era un fan de este libro.

Bob Dylan, Jack Nicholson, Norton (el creador del antivirus) y yo también gustamos de este libro.

El libro es de fácil lectura, he aquí tres párrafos extraídos casi al azar:

Aquello era cruel. Se estaba matando y me dio pena. Nos quitamos los patines y entramos en ese bar donde se puede tomar algo en medias mientras se ve toda la pista. En cuanto nos sentamos, Sally se quitó los guantes y le ofrecí un cigarrillo. No parecía nada contenta. Vino el mozo y le pedí una Coca Cola para ella, y un whisky con soda para mí, pero el muy hijo de puta se negó a traérmelo, o sea que tuve que tomar Coca Cola yo también. Luego me puse a encender fósforos uno tras otro, que es una cosa que suelo hacer cuando estoy de un humor determinado. Los dejo arder hasta que casi me quemo los dedos y luego los tiro al cenicero. Es un tic nervioso que tengo.



Eso del sexo es algo que no acabo de entender del todo. Nunca se sabe exactamente por dónde va uno a tirar. Por ejemplo, yo me paso el día imponiéndome límites que luego cruzo todo el tiempo. El año pasado me propuse no salir con ninguna chica que en el fondo no me gustara de verdad. Pues aquella misma semana salí con una horrible. La misma noche, si quieren saber la verdad. Me pasé horas enteras besando y metiendo mano a una cursi horrorosa que se llamaba Anne Louise Sherman. Eso del sexo no lo entiendo. Se los juro.



Cuando estaba en el Colegio Whooton conocí a un chico que se llamaba Louis Gorman. Fue el primero con quien hablé allí. Estábamos sentados uno junto al otro en la puerta de la enfermería esperando por el reconocimiento médico y nos pusimos a hablar de tenis. Nos gustaba muchísimo a los dos. Me dijo que todos los veranos iba a ver los campeonatos nacionales de Forrest Hills. Como yo también los veía siempre, nos pasamos un buen rato hablando de los jugadores famosos. Para la edad que tenía sabía mucho de tenis. De pronto, en medio de la conversación, me preguntó:
- ¿Sabes por casualidad dónde está la iglesia católica de este pueblo?
Por el tono de la pregunta notaba que lo que quería era averiguar si yo era católico o no. De verdad. No es que fuera un fanático ni nada, pero quería saberlo. Lo estaba pasando muy bien hablando de tenis, pero se le notaba que lo habría pasado mucho mejor si yo hubiera sido de la misma religión que él. Todo eso me enoja muchísimo. Y no es que la pregunta acabara con la conversación, claro que no, pero tampoco contribuyó a animarla, desde luego.


Bonus Track

Del Libro ‘Tis de Frank McCourt. McCourt cuenta una historia relacionada con este libro, cuando fue docente de secundaria en el Bronk de New York.

… y dije de improviso a la clase que si querían leer un buen libro que no tenía palabras complicadas ni frases largas y que trataba de un muchacho de su edad que estaba furioso contra el mundo, yo se lo podía conseguir… (…)
Los ejemplares de El Guardián Entre El Centeno llegaron a los dos días, y yo los repartí (…) Cuando repartí los libros alguien descubrió la palabra “mierda” en la primera página, y con eso se hizo un silencio en el aula. Esa palabra no se encontraría jamás en ninguno de los libros de Lengua Inglesa. (…)
Al día siguiente entró en el aula el señor Sorola con su adjunta, la señorita Steed. Fueron de pupitre en pupitre arrebatando los ejemplares de El Guardián Entre El Centeno y echándolos en dos bolsos de la compra. Si los libros no estaban en los pupitres, exigían a los alumnos que los sacaran de sus carteras.
(…)
- Señor McCourt, era el único libro que yo había leído en mi vida y ahora ese hombre me lo ha quitado.

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