sábado, 5 de febrero de 2011

¿Estás Arriba Del Colectivo O Abajo Del Colectivo?


Ken Kesey era un escritor duro, rudo y amoroso, que inspiraba respeto a las personas más marginales, sobre todo a las que no habían leído sus libros. Por ejemplo, era muy respetado por los Hell’s Angels, quienes lo veían como uno de ellos por el carisma que emitía. Entre otros libros, escribió One Flew Over the Cuckoo's Nest, que se publicó en 1962, fue un súper éxito, y en 1975 fue llevada al cine, conociéndose en Argentina como Atrapado Sin Salida. 



A mediados de los sesenta, con el dinero que obtuvo por ese libro, se estableció con una comunidad junto con un grupo de locos que al poco tiempo se auto-denominaron Los Alegres Bromistas (The Merry Pranksters.) En un colectivo pintado de manera psicodélica, se dedicaron a recorrer Norteamérica, difundiendo el LSD, que en ese momento no estaba prohibido. Kesey lo conocía porque se había ofrecido como “conejillo de indias” para experimentos que estaban haciendo en una Universidad. Pensó: “Este es el triunfo de los conejillas de indias”.
El chofer de ese micro era Neal Cassady, el mismo que en la década pasada había acompañado a Jack Kerouac en sus viajes por las rutas que derivaría en el libro On The Road (y otros en los que también aparece Cassady.) Neal Cassady es el personaje de no-ficción más interesante de la literatura universal. Algún día tendría que escribir MUCHO sobre él. 





Los Alegres Bromistas consideraban a Ken Kesey como un sabio. Esto se debía a que evidentemente lo era.

Según cuenta Tom Wolfe en su novela de no-ficción de 1968, The Electric Kool-Aid Acid Test, antes de emprender uno de los primeros viajes, Kesey reunió a  Los Alegres Bromistas y les comentó cómo quería que se desarrollase el viaje.

Antes de dirigirse hacia el este, a través del país, se detuvieron en la casa de Babbs, en San Juan de Capistrano, un poco más abajo de Los Ángeles. Babbs y su mujer Anita tenían una casa allí. Estacionaron el colectivo en el garaje y celebraron la última reunión de comprobación antes de partir rumbo al este.

Kesey empieza a hablar con su suave acento de Oregón y todo el mundo calla para escucharle.

- Esto es lo que espero que suceda en este viaje – dice-. Y lo que espero que continúe sucediendo, porque ya está empezando a suceder. Estamos empezando a hacer cada cual lo suyo, y vamos a seguir haciéndolo de la forma más abierta posible, y ninguno de nosotros va a oponerse a lo que los otros hagan.

- ¡Qué boludez! – dice Jane.

Esto hace callar a Kesey un momento, pero enseguida continúa:

- Es Jane –dice-. Y hace lo que debe hacer. Decir que todo eso es una boludez. Eso es lo suyo y hace lo que hace. Nadie va a rechazar lo que hagan los demás. Si decir que todo es una boludez es lo propio de uno de nosotros, entonces dice que todo es una boludez. Si alguien es un mandón, se pasará el viaje mandoneando a todo el mundo. Lo hará de forma franca y nadie tendrá por qué enojarse. El mandón podrá decir: “Siento mandonearte, pero no siento ser un mandón. Porque eso es lo que soy: un tipo que siempre está mandando a todo el mundo.” Todos vamos a ser lo que somos, y seamos lo que seamos no vamos a disculparnos por ello. Lo que somos vamos a pregonarlo a lo largo de todo el viaje.

Ken Kesey se murió en el 2001, a los 66 años, y tuvo un cajón acorde a su vida:




Hace más de 10 años que estoy esperando la prometida película sobre esta historia, y siempre se viene postergando. Lo último que sé es que la va a dirigir Gus Vant Sant y tiene fecha de estreno en el 2011. Gus, Don’t let me down!

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